“Una
ciudad viva no es solo un conjunto de calles y edificios. Una ciudad viva es
sin lugar a dudas una ciudad hecha por y para sus habitantes. Pensar la ciudad
desde los más pequeños (o desde otros habitantes particulares) genera lugares
inesperados que suman complejidad al organismo urbano y que hace la ciudad más
acogedora para todos. A pesar de lo estático de sus estructuras, la ciudad se
puede renovar así día a día, no solo con más estructuras y construcciones, sino
con acciones, con proyectos, con mayor participación, haciendo que la vida que
hay en ella, en todas sus formas, se vuelva productora activa de la ciudad, y
no solo un cliente al que servir”.
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